La claridad se corona de ceniza, lo sé:Tampoco abril nos resultó propicio
siempre llevo temblando el sol a la boca.Eugenio de Andrade
y en él persisten las mañanas frías,
la lluvia, el cielo gris y entre las nubes
las tenaces aves del mal augurio.
Pero al menos guardamos
contra los pertinaces signos del invierno
aquellas tardes en que el sol obraba
como un cauterio suave
y la piel escondía celosa hasta la noche
las brasas últimas del día.
Tibio licor son ahora esos instantes
cuando la vida empieza a parecernos
tan dulce y dolorosa por momentos
como la soledad
entre las sábanas de nuestra infancia.
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