Ayer releí a Pereira. In memoriam. Extraje de entre sus páginas un papelito con algunas citas que transcribí hace años de sus cuentos. Había una entre ellas que me pareció de repente como la justificación de una obra literaria. La suya. La de todos los que escribimos desde rincones pequeños y soñamos mundos lejanos o distintos: “Hay que ver lo que son las islas si un chico las piensa en un pueblo de adobe”. Descanse en paz.
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