jueves, julio 16, 2009

Chaves Nogales


A uno le llegó noticia de Chaves Nogales leyendo a Trapiello. Y no hace mucho recuperó el nombre por lo que de él se contaba en Babelia, donde Ruíz Mantilla resumía acertadamente vida y obra del autor sevillano. Luego, en una cena de amigos, T. me dijo que lo estaba leyendo con entusiasmo. Así que compré A sangre y fuego. Ya puedo asegurar que las referencias no eran en modo alguno exageradas. El libro merece tenerse y recomendarse aunque sólo sea por su prólogo. En esas pocas páginas introductorias se hace el más lúcido y objetivo retrato de la contienda civil española que uno recuerde. Deberían ser estos párrafos iniciales lectura obligada en escuelas y universidades cuando se trate el asunto histórico y vergonzante de nuestro fratricidio. Deberían ser lectura obligada también para toda la hueste política. La profesional y la que atiza el quehacer del gobierno y de la oposición desde las orillas con compromisos diversos —el de la memoria y el del olvido—.
Cuando iba a Moscú y al regreso contaba que los obreros rusos viven mal y soportan una dictadura que se hacen la ilusión de ejercer, mi patrón me felicitaba y me daba cariñosas palmaditas en la espalda. Cuando al regreso de Roma aseguraba que el fascismo no ha aumentado en un gramo la ración de pan del italiano, ni ha sabido acrecentar el acervo de sus valores morales, mi patrón no se mostraba tan satisfecho de mí ni creía que yo fuese realmente un buen periodista; pero, a fin de cuentas, a costa de buenas y malas caras, de elogios y censuras, yo iba sacando adelante mi verdad de intelectual liberal, de ciudadano de una república democrática y parlamentaria.”

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