Por las Foces del Esva
El caminante ha compartido charla, fatiga, viandas y trago
por el rompepiernas que parte de Bustiellu. Ha bajado junto al río y ha trepado
hasta ver su cauce desde el camino escarpado que a tramos permite divisar en lo
más alto la braña vaqueira de Adrados, ya casi en el valle el caserío de Longrey
y muy por debajo de nuestros pies el brillo sonoro de las aguas del Esva. Y
llegado al otro lado de la foz, le ha puesto reposo a su pulso junto a la
iglesia de Ese de Calleras, un templo modesto y blanco, con cubierta de pizarra
y espadaña alzada como un faro por encima de los maizales. En su testero llama
la atención una celosía en arenisca de arcos geminados y de
apariencia prerrománica, incrustada en la limpia pared de la capilla y que deja
paso el sol, la pradería y el rumor próximo del río, no de manera muy distinta
a como el recuerdo posiblemente nos llevará adentro al cabo de los días las
imágenes de esta hermoso y esforzado paseo estival.
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Foto de Xuan Nel Saez |
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