Tomé esta foto al amanecer
del domingo. Entrando por los ventanales una luz algo sucia en las primeras
horas. Los lirios posaron con la elegante apariencia de quienes, a pesar de
haber trasnochado, conservan una lozanía enjuta. Ni el humo del tabaco, ni las
luces largas de la sobremesa les hicieron mella. Enraizados en el agua como una
pequeña bonanza mediterránea, uno espera que aún den fe durante algunos días de
esta primavera esquiva.
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