jueves, diciembre 14, 2006

Smoke

Al final del día,
cuando nuestro pequeño duerme ya en su habitación,
en la cocina se anuncia el café
como un tren esperado.
Vapor tibio
y aroma de reposo.
Quemamos en el andén
los últimos cigarrillos,
las últimas palabras.

Qué dulce puede ser el humo en la noche
si el sueño de los ángeles
no agita los posos ni las cenizas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No es mi naturaleza muy dada a corregir lo que hace nadie, pero el ornitólogo me resultó gracioso, si puedo decirlo así. Perdona, porque no era mi intención resultar un pepitogrillo de tu excelente blog.

Todos los días, al iniciar el trabajo, abro varios. El tuyo es uno de los más atractivos, siendo así que todos se alimentan, fundamentalmente, de palabras. Me llegan bien muchas de tus anotaciones sobre paisajes, mar, literatura. Es cosa que se agradece.

Y respecto a este poema: me evoca muchos recuerdos, aunque yo no fui tan feliz. Ahora sí, pero en cambio no fumo. El tiempo, que va pasando y abre un surco que ya no se cierra.

Quizá algún día te deje un poemilla en lugar de una correción. ¿Amigos?

Anónimo dijo...

O corrección, ya se ve que todos cojeamos.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Más que gracioso era incorrecto.
Y quien ha de disculparse no es el corrector, que apuntó con tino el error, sino el corregido, que no reposó suficientemente la entrada de ese día. Por tanto, agradezco tanto la enmieda como los halagos de sus comentarios, que, espero, vengan en el futuro acompañados de esos poemillas a los que alude.
Respecto al poema que hoy he pinchado en la bitácora, forma parte de un libro que publiqué hace un par de años y que llevaba por título De entre las ascuas. Como la distribución de estos cuadernillos de versos suele ser escasa y bastante anárquica, creo que iré colgando poco a poco del blog los poemas que allí se incluían.
El de hoy alude a esos ratos de paz que disfrutábamos mi mujer y yo cuando acostábamos a nuestro hijo por la noche. Se hacía entonces el café y se fumaba un último cigarrillo (ahora ya no fumamos tampoco).
Me queda sólo agradecerle de nuevo su compañía, amigo FPC.