Una fotografía es un instante congelado. Esa imagen adquiere trascendencia cuando sobrecoge a quien la mira por la fuerza de lo que fija. Si además se sabe de las circunstancias en que fue tomada, uno puede empeñarse en la interpretación de lo fotografiado. Llevando luz a los rincones en sombra. Glosando gestos. Volviendo secuencia lo que sólo es instante.
A partir de un gesto de coraje, la dignidad de un presidente que fija su espalda al respaldo del escaño cuando el resto de los congresistas gatea, Cercas escribe uno de los más vibrantes, emotivos y certeros libros que uno haya leído. Lo que el autor deseaba en principio era construir esta historia desde la ficción, sin embargo terminó por cimentarla en la pesquisa documental, sin que por ello el libro pierda la fuerza de las mejores obras literarias. Tiene un argumento potente. Unos personajes perfilados con verosimilitud incuestionable. Su desarrollo engancha de tal modo al lector que sus casi quinientas páginas se devoran con la misma avidez con que se aborda una bien urdida trama novelesca. Recurre a los duelos, a los paralelismos, a los héroes, a los villanos, a las traiciones, a las catarsis. Y todo ello, sin más añadido imaginario que la conjetura de unas pocas conversaciones, la motivación de algún personaje, de ciertos comportamientos; y siempre, en esos casos, advirtiendo del recuso intuitivo emprendido. Es pues un libro que cuenta fielmente un cautivador pedazo de la historia de nuestro país de la mejor manera posible y con los mejores mimbres: desde la verdad y a través de la literatura. Magistral alquimia.
A partir de un gesto de coraje, la dignidad de un presidente que fija su espalda al respaldo del escaño cuando el resto de los congresistas gatea, Cercas escribe uno de los más vibrantes, emotivos y certeros libros que uno haya leído. Lo que el autor deseaba en principio era construir esta historia desde la ficción, sin embargo terminó por cimentarla en la pesquisa documental, sin que por ello el libro pierda la fuerza de las mejores obras literarias. Tiene un argumento potente. Unos personajes perfilados con verosimilitud incuestionable. Su desarrollo engancha de tal modo al lector que sus casi quinientas páginas se devoran con la misma avidez con que se aborda una bien urdida trama novelesca. Recurre a los duelos, a los paralelismos, a los héroes, a los villanos, a las traiciones, a las catarsis. Y todo ello, sin más añadido imaginario que la conjetura de unas pocas conversaciones, la motivación de algún personaje, de ciertos comportamientos; y siempre, en esos casos, advirtiendo del recuso intuitivo emprendido. Es pues un libro que cuenta fielmente un cautivador pedazo de la historia de nuestro país de la mejor manera posible y con los mejores mimbres: desde la verdad y a través de la literatura. Magistral alquimia.
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