Las cosas que me van interesando de este rico universo de las bitácoras, tan diverso y tan sorprendente, las cosas a las que les guardo querencia, leal lectura, tengo por costumbre dejarlas cerca y a la vista, como ciertos libros, siempre a mano, por si hubieran de consultarse, por el placer de volver a lo que dicen y por simple seña de lo que nos gusta y nos forma. A ese montoncito de referencias le he añadido recientemente un descubrimiento que me tiene fascinado: La escuela de los domingos, la página donde Daniel Domínguez, guionista gallego, escribe, casi a diario —a pesar de lo inicialmente limitativo del título de su blog—, sobre literatura y cine con un estilo limpio, concienzudo y apasionado. Les aconsejo que se reserven sitio en los pupitres de esa aula pública, laica e ilustrada (qué curioso, algo así como la educación que uno desea para sus hijos).
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