Duomo de Firenze
Algunas mañanas
los mármoles del Duomo
dejan sus hornacinas
y se suben a las bicicletas.
Pasean por la ciudad
con zapatos de Prada
y alforjas de cuero florentino.
Y son incluso más vistosos
sobre las aceras de las calles
que en los muros de la catedral.
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