Con los restos de un naufragio, Rubio Camín levantó una escultura óxida camino de La Providencia. Por sus resquicios, el sol tiene a veces, al final de la tarde, el aspecto de una luz que se dejase encendida en el pasillo. Esa lámpara que a veces reclaman los niños para conjurar el miedo de la noche antes de dormirse. Camín de sol, el título de esta fotografía, juega con una doble significación, la del itinerario solar evocado en lengua asturiana, y la del escultor que entregó su obra al acantilado y sus luces cambiantes.
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