Está justo aquí al lado. Lleva ahí ni se sabe cuántos años. Se llama Mikra y es, como no podía ser de otro modo, pequeña. Una librería minúscula aunque con dos escaparates lucidos. En uno de ellos se expusieron durante mucho tiempo no libros, sino santos. Imaginería religiosa. En el otro, fundamentalmente, bibliografía médica. Tratados para el cuidado del cuerpo, iconos para el cuidado del alma. Se rumoreaba, no obstante, que el dueño había sido un perseguido político durante los primeros años del franquismo. Paradojas comerciales que tuvieron, sin embargo, un final adecuado. De la cristalera sagrada se colgó hace unos meses un cartel que decía: SE LIQUIDAN VÍRGENES, SANTOS E IMAGINERÍA RELIGIOSA EN GENERAL. Y es que estos rojos terminan siempre quemando iglesias.
2 comentarios:
He leido mucho de tus blogs pero no sabía que te fueses a politizar y juzgar porque quizá en su momento te cayo mal el/los dependientes. Si te refieres a la misma librería que yo que esta en Gijon a mi me trató el señor que estaba muy amablemente y hasta me consiguio un libro que en otros sitios mucho mas grandes me dijeron que ya no existía. La verdad me ha parecido tu versión de la edad media, no se si tendrás algo en contra o no pero discrepo contigo en tu forma de escribir sobre esa libreía y de esa forma como lo haría de otro comercio o persona
Si, como dice, ha leído alguna entrada más de esta bitácora, habrá deducido, sin demasiado esfuerzo, que no se disiinguen precisamente sus apuntes por arremeter a menudo contra nadie. Tampoco en esta ocasión se hizo. Se trátó tan sólo -quizás con escasa pericia, a tenor de su interpretación-, de echarle humor al hecho de que una librería que estuvo especializada durante un largo tiempo en imaginería religiosa estuviera regentada por un represaliado del franquismo. Quien lleva ahora las riendas de Mikra es Jaime, hijo de aquel a quien yo denominaba en el post, con ironía, "rojo". No dudo de que haya sido amable con usted. Lo es con todo la clientela. Es marca de la casa. Lo fue siempre. Conozco, respeto y me siento unido por lazos de amistad a la familia. Lamento que no haya advertido el tono sarcástico que perseguía esta hoja de diario.
En cualquier caso, le agradezco su comentario y su lectura.
Un cordial saludo.
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