Uno debería ser lo que escribe y no cuanto habla. Pero además, debería procurar escribir sólo a lápiz. Lento y siempre con el consuelo de que los errores nunca fueran, como ciertas tintas, definitivamente indelebles.
Claustrofobia. Los partidos políticos son a menudo como las resonancias magnéticas: espacios demasiado angostos donde el ruido aturde el juicio, la inmovilidad entumece todo reflejo y el ahogo termina por secar bocas y cerrar ojos.
Cuántas certezas no son sino voluntariosos actos de fe con los que se justifican luego terribles autos de fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario