Las paredes del gueto se pintaron con lacre
para sellar la infamia.
Aquí se hacinaron en los pequeños cuartos,
en sus tiendas umbrías,
en sus rezos solitarios.
La luz final del sol prende como yesca
los muros de esta patria.
Se derraman igual que miel
sobre la sombra que proyectaba la alambrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario