La mañana del viernes me visitó en el trabajo B. Siempre tiene el buen detalle de traer bajo el brazo algún libro recién salido de la imprenta. En esta ocasión me obsequia con el titulado Ventanas altas. Vertientes de la poesía actual en Asturias, un esbozo de los últimos años de la poesía en nuestra región pergeñado por el profesor universitario y poeta Leopoldo Sánchez Torre, y que ha sido editado conjuntamente por la Asociación de Escritores y el Gremio de Editores de Asturias.
Supongo que debe de ser difícil realizar un estudio de esta naturaleza. Se trabaja sin demasiada perspectiva temporal y quizás el inventario de nombres elegido sufra inevitables alteraciones en los próximos años; por otro lado, los poetas más que tendencias muchas veces ocupan trincheras y siendo quien emprende esta labor parte interesada, a buen seguro que ha tenido que debatirse entre el deber y la devoción.
El resultado es un breviario de lectura amena pero escasamente sistematizado en sus poco más de cincuenta páginas. No entro a valorar el nomenclátor, lo doy por bueno y por completo. Aunque quizás sea este aspecto el que más recelos provoca entre los interesados cuando tales obras salen a la luz, no conozco la poesía asturiana con la profundidad necesaria como para echar en falta nombres o como para considerar desacertada la inclusión de alguno de los que aparecen. Pero creo que lo que sí se le debe exigir a este tipo de estudios es un método, una pauta regulada por criterios cronológicos, estéticos o de lengua -también posibles en este caso por hallarnos ante una literatura bilingüe-. Por contra, lo que Leopoldo Sánchez Torre realiza es un apresurado recorrido por autores y obras que tiene vagamente algo de temporal, algo, escaso a mi juicio, de aclaración sobre cuáles son las diferentes líneas estéticas y, finalmente, un remate, apenas ensamblado con lo que le precede, sobre la producción en asturiano. Todo ello prologado por unas breves líneas introductorias en las que se aclara de dónde viene la idea del título del libro: un recorte de una de las anotaciones publicadas por Jordi Doce como Hormigas blancas (Bartleby, 2005), que dice “no hay poema sin ventana”. Así pues, alentado por esta cita, dice el autor: “En estas páginas trataré de mirar y hacer mirar desde y hacia las ventanas más altas y mejor orientadas de este vigoroso inmueble, pero intentaré también ser justo con las que, si algo más bajas y tupidas, no impiden sin embargo la contemplación de magníficas vistas”. Pues bien, comienza aquí un itinerario que viene dividido en las siguientes etapas (al índice me remito): La tela: tertulias y publicaciones / El hilo: los poetas / El hilo: ventanas altas / La segunda promoción / Cuatro poetas / Los nuevos / Las lenguas: el Surdimientu / Canon, arquetipo, generaciones / Cuatro más cuatro poetas / Los que son. La mera reproducción de cómo se intitulan las partes de este estudio ofrece, creo, pistas sobre la ya aludida falta de una exposición más estructurada de lo que se cuenta o pretende contar.
De cualquier modo, al libro ha de reconocérsele el mérito de haber iniciado el desbrozamiento del panorama poético de estos últimos años en Asturias desde posiciones que pretenden ser, y parece que lo consiguen, no alineadas; de hacerlo además con conocimiento de causa; y de ponernos a los lectores en el rastro de una amplia nómina de autores a los que continuar leyendo o a los que empezar a conocer. De todos ellos se repasa someramente su trayectoria literaria y son los que siguen -según su orden de aparición-: Víctor Botas, Alberto Vega, Francisco Velasco, José Luís García Martín, Ángel Guache, Herme G. Donis, Ricardo Labra, Olvido García Valdés, Fernando Beltrán, David González, Martín López Vega, José Luis Piquero, Jordi Doce, Silvia Ungidos, Pelayo Fueyo, Fruela Fernández, Xosé Manuel Valdés Costales, Xuan Bello, Berta Piñán, Lourdes Álvares y Antón García.
Supongo que debe de ser difícil realizar un estudio de esta naturaleza. Se trabaja sin demasiada perspectiva temporal y quizás el inventario de nombres elegido sufra inevitables alteraciones en los próximos años; por otro lado, los poetas más que tendencias muchas veces ocupan trincheras y siendo quien emprende esta labor parte interesada, a buen seguro que ha tenido que debatirse entre el deber y la devoción.
El resultado es un breviario de lectura amena pero escasamente sistematizado en sus poco más de cincuenta páginas. No entro a valorar el nomenclátor, lo doy por bueno y por completo. Aunque quizás sea este aspecto el que más recelos provoca entre los interesados cuando tales obras salen a la luz, no conozco la poesía asturiana con la profundidad necesaria como para echar en falta nombres o como para considerar desacertada la inclusión de alguno de los que aparecen. Pero creo que lo que sí se le debe exigir a este tipo de estudios es un método, una pauta regulada por criterios cronológicos, estéticos o de lengua -también posibles en este caso por hallarnos ante una literatura bilingüe-. Por contra, lo que Leopoldo Sánchez Torre realiza es un apresurado recorrido por autores y obras que tiene vagamente algo de temporal, algo, escaso a mi juicio, de aclaración sobre cuáles son las diferentes líneas estéticas y, finalmente, un remate, apenas ensamblado con lo que le precede, sobre la producción en asturiano. Todo ello prologado por unas breves líneas introductorias en las que se aclara de dónde viene la idea del título del libro: un recorte de una de las anotaciones publicadas por Jordi Doce como Hormigas blancas (Bartleby, 2005), que dice “no hay poema sin ventana”. Así pues, alentado por esta cita, dice el autor: “En estas páginas trataré de mirar y hacer mirar desde y hacia las ventanas más altas y mejor orientadas de este vigoroso inmueble, pero intentaré también ser justo con las que, si algo más bajas y tupidas, no impiden sin embargo la contemplación de magníficas vistas”. Pues bien, comienza aquí un itinerario que viene dividido en las siguientes etapas (al índice me remito): La tela: tertulias y publicaciones / El hilo: los poetas / El hilo: ventanas altas / La segunda promoción / Cuatro poetas / Los nuevos / Las lenguas: el Surdimientu / Canon, arquetipo, generaciones / Cuatro más cuatro poetas / Los que son. La mera reproducción de cómo se intitulan las partes de este estudio ofrece, creo, pistas sobre la ya aludida falta de una exposición más estructurada de lo que se cuenta o pretende contar.
De cualquier modo, al libro ha de reconocérsele el mérito de haber iniciado el desbrozamiento del panorama poético de estos últimos años en Asturias desde posiciones que pretenden ser, y parece que lo consiguen, no alineadas; de hacerlo además con conocimiento de causa; y de ponernos a los lectores en el rastro de una amplia nómina de autores a los que continuar leyendo o a los que empezar a conocer. De todos ellos se repasa someramente su trayectoria literaria y son los que siguen -según su orden de aparición-: Víctor Botas, Alberto Vega, Francisco Velasco, José Luís García Martín, Ángel Guache, Herme G. Donis, Ricardo Labra, Olvido García Valdés, Fernando Beltrán, David González, Martín López Vega, José Luis Piquero, Jordi Doce, Silvia Ungidos, Pelayo Fueyo, Fruela Fernández, Xosé Manuel Valdés Costales, Xuan Bello, Berta Piñán, Lourdes Álvares y Antón García.
2 comentarios:
Una lista de autores muy interesante.
Jose Luis García Martín es el editor de la revista Clarín y sus diarios suelen ser una lectura muy estimulante. David González también me parece un autor interesante. Y, por supuesto, Xuan Bello. Este verano estuve en Asturias (suelo ir casi todos los veranos) y me traje el libro "Cuentistas" de la Colección Zigurat del Ateneo Obrero de Gijón. Los autores que recoge son: Jorge Ordaz, Pepa G. Pardo, Jesús R. Castellano, David González, Candelaria Quintero, Yolanda Soler, Vicente Muñoz Álvarez, Roxana Popelka, Patxi Irurzum, Chus Fernández y Diego Marín. En este caso, no todos son asturianos. Pero el libre es muy ameno.
Un saludo
Quise decir, claro, el libro, no el libre.
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